La moda de vivir en el presente


El cambio de tendencia ha provocado en la sociedad una elevación del estado de consciencia. Esto ha creado la necesidad en la gente de aferrarse a la espiritualidad para dar sosiego a sus demandas. El plato fuerte de esta tendencia es "vivir en el presente".



Vivir pensando en el pasado provoca sufrimiento por lo que pudo haber sido y no fue, por lo injusta que fue la vida conmigo en aquella ocasión, por que “yo no me merezco lo que la vida me ha deparado”… Y vivir en el futuro provoca ansiedad. Ansiedad por lo que quiero que sea y no depende de mí, miedo de no alcanzar mis metas, angustia ante lo que interpreto que va a pasarme teniendo en cuenta lo que ya he vivido (mi pasado) y no controlo.


De modo que ahora, más que nunca, está de moda vivir en el presente. Pero, ¿qué es vivir en el presente?


Según los maestros espirituales, sería reconocer que la única realidad que existe es el momento en que estamos viviendo en el aquí – ahora. Y que todo lo vivido anteriormente está reflejado en tu manera de abordar este momento presente, porque toda la sabiduría adquirida en tu vida (y en vidas pasadas) ya está en ti y actúas con toda ella en este preciso momento; por tanto, no hace falta que te preocupes por el pasado, ya que tu ser lo tiene en cuenta a la hora de afrontar tu única realidad, que es el momento presente. Tú eres parte del Todo y la información de ese Todo está en ti. No hay divisiones entre tú y el mundo, tú eres el mundo y lo creas con tu consciencia. Por tanto, tampoco tiene sentido preocuparse por el futuro, porque el mundo ha conspirado para que pase exactamente lo que tiene que pasar en este momento, y tu actuación en este momento determinará lo que sucederá en el próximo “este momento”. Sea lo que sea lo que te suceda, será lo que tiene que suceder y será perfecto, y todo lo que ya ha pasado en tu vida (y en anteriores) es lo que tuvo que suceder para que tú aprendieras algo concreto y pudieras evolucionar (y si no aprendiste se te volverá a presentar camuflado con otro disfraz). Por todo ello, tienes que centrar toda tu atención en este aquí – ahora para que todo tu ser participe en su plenitud de la única verdad que existe, que es este momento presente.


Si aceptas esto, nada del pasado te preocupa porque lo aceptas y entiendes que es lo que tuvo que pasar. Nada del futuro te angustia porque entiendes que si pasa es para que tú aprendas algo que aún no has aprendido. Todo es perfecto tal cual es.


Esto está muy bien y es muy deseable porque te aporta una paz infinita, pero ¿qué ser humano está preparado para llegar a este nivel evolutivo que te permita desvincularte de tu plano físico y alcanzar esta aceptación completa de LO QUE ES? Francamente, yo creo que el 0,000…1 %. El resto tendremos que ir tratando de alcanzar un sucedáneo de esta realidad. Al igual que una función matemática, “tenderemos a”… En este caso a perseguir esa utopía, que se nos antoja imposible de cumplir. Simplemente la veremos, en el mejor de los casos, como una idea deseable a la que dedicaremos ciertos ratos de nuestra vida con el propósito de estar mejor, de evolucionar…


Pero, ¿qué es lo que nos diferencia a todos nosotros de ese 0,000…1 % de la población que sí que puede alcanzarlo? La respuesta es simple: nuestro nivel evolutivo.


Si crees en estas cosas, la energía que hayas ido creando a lo largo de tus diferentes vidas, tiende a la perfección, a igualarse con la energía perfecta del Universo, de Dios, del Todo… o como le quieras llamar. Para mí, es sólo una cuestión de energía en proceso de homeostasis, de equilibrio, de búsqueda del “estado perfecto”, ya que según siento, el Universo (y la energía que contiene/que es, en consecuencia, tiende al bien, a la perfección). Pues bien, la energía creada por ese 0,000…1 % de la población mundial está más cerca de esta “perfección” que la tuya y la mía, y por eso para ellos el esfuerzo de vivir en el presente, aceptando LO QUE ES, sin querer que la vida sea tal y como ellos quieren que sea, y siendo capaces de vivir en continua paz, inalterables ante las circunstancias de la vida, es prácticamente nulo. Aceptan LO QUE ES y viven en el presente con total naturalidad. Pero para el resto de la inmensísima mayoría, esto se nos antoja imposible, ya que nuestras preocupaciones, nuestros conflictos internos, nuestras angustias… nos hacen imposible esa pretensión. No tenemos esa inteligencia evolutiva tan desarrollada como para poder ver las cosas sin que nos afecten, desde la total aceptación, y nuestro ego nos informa de que debemos estar alerta ante el peligro de que se materialicen nuestros miedos… Y le hacemos caso.


Mucha gente trata de alcanzar este estado de aceptación total, de vivir en el aquí – ahora mediante la meditación. Y lo consigue. Al menos durante el momento de la meditación están en armonía, cumpliendo todos los requisitos que marcan los maestros espirituales. Pero luego, al llegar a casa, o a trabajo, o al encontrarse con su familia, o con sus jefes… el pasado y el futuro vuelve a adueñarse de sus vidas y las preocupaciones impiden que mantengan el estado de conciencia del que disfrutaban en la meditación.


¿Qué podemos hacer entonces? Porque no podemos estar meditando todo el día, ya que ¡la vida nos exige cosas con las que debemos cumplir!


Todas las preocupaciones, angustias, ansiedades, conflictos internos que nos impiden vivir en el presente, tienen un origen concreto, y están provocados por una mala gestión emocional del suceso que provocó dicho conflicto. Por ejemplo, si hemos sentido miedo ante una pérdida y nos hemos obligado a ser fuertes, a ignorar este miedo y a tirar hacia delante demostrando nuestra entereza, estamos negándonos a nosotros mismos. Porque la emoción es la llave del inconsciente (en este caso el miedo), y en el inconsciente está toda nuestra información sin cortapisas ni interpretaciones (al contrario que en el plano consciente, donde normalmente todo es interpretado por la mente). Por eso al negar el miedo negamos lo que somos. Si no accedemos a nuestro inconsciente y abordamos el suceso que nos provocó el conflicto que nos limita, dándonos emocionalmente el cariño y entendimiento que en su día no supimos darnos, seremos incapaces de solucionar todos esos miedos y limitaciones que se quedan enquistados en nosotros y se presentan cuando sales de tu estado de conciencia meditativo.


Tenlo claro: para la inmensísima mayoría de la población, que somos todos nosotros, la mejor manera de ir evolucionando es limpiar nuestros conflictos emocionales. Imagínate un libro en blanco en el que pretendes escribir tu vida, pero en el cual la gente ha ido escribiendo sin dejar que seas tú el que narre su propia historia. Al final el libro trataría de todo menos de tu vida.


Mediante el método D.E.E.P, tienes la opción de borrar todo lo que la gente ha ido escribiendo y ser tú quien, con un libro en blanco, pueda escribir su vida desde LO QUE ES. Quien logre borrar todo el libro y escribir su vida tal cual él la vive habrá alcanzado ese 0,000…1 % de la población que puede vivir en el presente. Esto es difícil, ya que el borrado del libro debe hacerse de forma progresiva, pero por poco que borres, te permitirá ir escribiendo parte de tu vida desde una mayor libertad y desde una vivencia real.


Un libro en blanco implica estar en total armonía con el Universo, aceptar la vida tal cual es y vivir en el aquí – ahora. Regálate la oportunidad de ser tú el que escriba su propia historia.